Mario Oltra Blanco

Un siglo de su nacimiento se cumplió el 27 de noviembre del 2013 del natalicio de Mario Oltra Blanco, ocurrido en Talca. Su padre fue el español Vicente Oltra Gilabert y su madre Ernestina Blanco Calzada (su hermana Virginia, se casó con el conocido escritor Mariano Latorre Court). Tuvo tres hermanos, Marina, Enrique y Julio Oltra Blanco.

Mario Oltra Blanco, realizó sus estudios humanísticos en el Liceo de Talca, donde conoció al músico Pedro Humberto Allende, quien impartía clases en ese establecimiento y fue el autor de la música del himno del colegio, con letra del poeta sanjavierino Jerónimo Lagos Lisboa y estrenado en 1932. El destacado compositor fue quien primero descubrió en él sus dotes musicales y facilidad para escribir en pentagramas. Más de alguna vez don Mario Oltra Blanco, recordó la influencia de este destacado maestro, quien solía repetirle: “Lo que tengas en la cabeza, si no lo llevas a las notas musicales del papel, se pierde”. 

Rendido su bachillerato, se matricula en Leyes en la Universidad de Chile, estudios que sigue con regularidad hasta el tercer año. Durante esos años de estudiante, vivió en casa de su tío el escritor Mariano Latorre, quien tenía su hogar en el barrio Recoleta, calle Santa Filomena. Hasta sus últimos años mantuvo una cordial amistad con su primo, hijo del recordado criollista, el Dr. Mariano Latorre Blanco. En esos años, los estudiantes universitarios realizaban cada año, las legendarias fiestas de la primavera, donde se escribían poemas dedicados a la reina, junto a canciones de entusiastas temas juveniles. La alegría se esparcía por las aún coloniales calles de la capital y ello deslumbraba a los provincianos, ajenos a ese bullicio. 

Su marcada preferencia por la música – surgida de las lecciones del profesor Allende – deriva a una poderosa vocación por la composición chilena. En esos días de bohemia conoce a Nicanor Molinare Rencoret (1896-1957) autor de temas inolvidables como “Cura de mi Pueblo”, “Mantelito Blanco”, “Oro Purito“. Además es el creador de “La Copucha” que eran composiciones breves, donde se narraban hechos del diario quehacer con acento irónico, que se difundieron a contar de 1940 en la Radio Nuevo Mundo (más tarde, los Huasos Quincheros las transformarían el “El Patito Chiquito”). 

Nicanor Molinare, agudo observador de la realidad, le sugiere a Mario componer temas que se refieran a cosas identificables y dejar de lado las ya reiteradas canciones con temas de amor. Oltra no desoyó el consejo. 

La bohemia santiaguina lo absorbe como a tantos estudiantes. Poetas y compositores son buscados por las radioemisoras del momento. El surgimiento de la primera transmisión, el 19 de agosto de 1922 desde el hall de El Mercurio, conlleva la fundación de radios como “El Mercurio”, “Nuevo Mundo”, “Chilena”, “Phillips”, “Cooperativa Vitalicia”, “Agricultura”, etc. 

Mario Oltra no tarda en formar parte de los artistas en vivo que solicitaban los estudios radiales. Se prefería esto antes que los aún incipientes medios de grabación. Sus primeras actuaciones son como solista de temas populares en “Radio Cooperativa Vitalicia” (fundada en el año 1935), quien hacía contactos con las emisoras “El Mundo” de Buenos Aires.

Oltra se olvida paulatinamente de los cursos de leyes. Su padre, que esperaba un abogado, molesto por esta decisión, le retira todo apoyo. El joven músico ingresa a trabajar en 1929 en la Caja de Colonización Agrícola. 

No puede evadir el Servicio Militar y lo hace en la Fuerza Aérea de Chile, donde intentó seguir en esa arma, pero la atracción de la vida bohemia y artística es más poderosa. Mientras es funcionario de la esta institución, debió viajar a lo largo de Chile en comisiones de servicio. De cada ida, traía notas y apuntes del folclore de los lugares que visitaba. Un día el Ministro de Tierras de Colonización Guillermo Edwards Matte le pidió al Vicepresidente de la Caja, le colaborará en la difusión de las bondades del país, para colonizar diversas regiones aún inexploradas. Éste recordó el trabajo de Oltra que tenía numerosos apuntes de cada viaje y le encargó, que además de las tareas propias del servicio, diera charlas sobre esos temas, lo cual el futuro compositor cumpliría con entusiasmo y acierto.

En 1934 – con 21 años de edad – inició su carrera como solista en “Radio Universo”, por lo que gana $ 10 por audición. Aún no incursionaba en la música folklórica e interpretaba temas internacionales y algunas canciones chilenas como boleros. Por esa época dio comienzo a las “Audiciones Universitarias”. Tanto en esa emisora, como en otras de la época, se aprecia su talento y empieza a ser conocido. Se hacía acompañar por una guitarra o una orquesta. Compone boleros, tangos e himnos con gran facilidad y capacidad. 

Tenía la intención de ser solista. Poco a poco se aleja más de los códigos. Su aspecto de esos años estaba lejos del folklore y las imágenes lo muestran de smoking y corbata de humita. En el cultivo de ese género llegó a grabar unos cinco discos. Hizo giras por Chile y Argentina, país este último donde tuvo grandes admiradores. 

Una de sus preocupaciones iniciales es crear, junto a otros músicos y compositores, el Sindicato de Artistas, a fin de resguardar adecuadamente los derechos de autor y la carrera de cada socio. 

LOS PROVINCIANOS 

Casi por una casualidad, se fundó el grupo que se haría célebre con el nombre de “Los Provincianos”: un 18 de septiembre de 1935 se encontraron en los estudios de “Radio Cooperativa”, Oltra con Alejandro Angeloni, quien estudiaba medicina veterinaria en la U. de Chile y eran amigos, además de Fernando Montero, buen guitarrista y Juan Padilla, quienes integraban dúos o cantaban como solistas. 

El director de la emisora les pidió hacer un saludo musical para radio “El Mundo” de Buenos Aires, en lo posible con música chilena. Los cuatro jóvenes prepararon una interpretación de “El Copihue Rojo” del poeta Ignacio Verdugo Cavada. La canción, muy bien lograda y donde Oltra fue primera voz, es escuchada por Juan Da Silva, quien les apoyó de inmediato. A la vez el gerente de la radio les sugirió, casi imperativamente, formar un conjunto. Así nacieron Los Provincianos, “todos éramos de provincia – contó años después Oltra – de Talca, Rancagua, San Fernando y Temuco, de manera que era el nombre adecuado”.

El grupo escaló rápidamente la fama, en base a las voces – donde destacaba la primera de Oltra – y logrando un timbre y sello de gran calidad. Hicieron famosas sus audiciones en vivo en diversas radios – especialmente la “Cooperativa Vitalicia” – y en presentaciones en el Teatro Santiago. Pronto reciben invitaciones de ciudades de provincia, donde su éxito es rotundo, ubicándose entre los conjuntos más escuchados del momento, en abierta y sana competencia con “Los Huasos Quincheros”, “Los Cuatro Huasos” y “Las Hermanas Loyola”, éste último liderado por la legendaria Margot Loyola, quien se hizo con el tiempo gran amiga de Oltra Blanco. 

Además de las audiciones de Radio “Cooperativa Vitalicia”, también fueron requeridos por Radio “Hucke”. Poco a poco fueron unificando sus voces y se robustecieron como conjunto. Hicieron un tácito voto de sólo interpretar música chilena. Un verdadero desafío por cuanto ya incursionaba con fuerza el ritmo tropical y el mexicano, incluso con cantantes argentinos. Un nota de la revista VEA decía “Cada actuación de Los Provincianos constituye un regalo de música chilena. Se trata de un conjunto que cada día dilata el radio de sus admiradores”.

En septiembre de 1938, Raúl Matas – quien casi adolescente iniciaba su carrera en la radiotelefonía – fue uno de los primeros en reconocer el talento del grupo folclórico y en esas fiestas patrias, lanzó la idea de armar una fonda en la Alameda, similar a las del siglo pasado. Pero los sangrientos hechos del 5 de septiembre de ese año, impidieron su iniciativa. Sin embargo, desde la radio, Matas organizó un programa en vivo con “Los Provincianos”, a quienes se integró una joven y bella intérprete que recién se daba a conocer con el nombre de Ester Soré y quien, a los 14 años había impresionado a los auditores con la interpretación de Noche de Ronda con el piano de Donato Román Heitman. El cuarteto y la gentil voz de Ester dieron sabor y color a aquellas fiestas dieciocheras, en que la música chilena sólo se tocaba en las fondas de Tobalaba o en Gran Avenida, en el popular Rosedal.

Las audiciones fueron un no imaginado éxito y la fama creció en torno a “Los Provincianos” y a Mario Oltra Blanco, quien era denominado “la voz carismática de Chile”. Diversas radios los solicitaban y el sello RCA VICTOR les pidió algunos de sus temas para grabarlos. Paulatinamente, el cuarteto sacó a la música chilena de los arrabales y la ubicó en un sitial de honor. 

RESCATE DE LA MÚSICA PATRIMONIAL 

Ya instalados en la escena del país – a través del vínculo radial – Oltra estableció algunas diferencias con los dos grupos que dominaban el campo folclórico – “Los Huasos Quincheros” y “Los Cuatro Huasos” – iniciando un significativo rescate de olvidadas letras, músicas y ritmos del Chile antiguo. En entrevista a la “Revista Ercilla”, Angeloni explicaba: “La Resbalosa, que al igual que la cueca, la hemos desarchivado desde los tiempos coloniales. Cincuenta o más años estuvo alejada de las guitarras. Nosotros queremos ahora actualizarla y brindar un sentimiento de emoción a aquellos auditores que tal vez la bailaron en las fastuosas fiestas del siglo pasado”. 

La presencia de los eximios intérpretes es cada vez más exigida por los auditores que llenan de cartas los buzones de las radios “Cooperativa” o “Hucke”. En la primera emisora son grupo estable los lunes, miércoles, viernes y domingo. 

EL CRIOLLISMO EN LA LITERATURA 

“Los Provincianos” emergieron en la vida nacional cuando estaba en pleno apogeo la escuela criollista, que lideraba el maestro Mariano Latorre. Integraban esa generación, Federico Gana, Luís Durand, Diego Duble Urrutia, Jorge González Bastías, Carlos Acuña Núñez. Los libros de esta brillante galería de narradores y poetas, se orientaron sin dudas ni vacilaciones – y afrontando una crítica adversa – a describir personajes, usos, costumbres, paisajes, lenguaje e idiosincrasia del campesino, fundamentalmente de la zona central. En la prosa y el verso, llevaron a la epopeya las vidas olvidadas y sacrificadas del huaso y el inquilino. Latorre con “Zurzulita”, “Cuentos del Maule” o “Chile, País de Rincones”, hizo cátedra y eternidad el campo chileno, como lo hizo verso González Bastías con “El Poema de las Tierras Pobres” o las “Baladas Criollas” de Carlos Acuña, que son hasta hoy la más valiosa expresión de auténtica chilenidad. 

Junto a estas obras, “Los Provincianos” hicieron música el amor al Chile profundo, a aquellos personajes y hombres, tradiciones y romances que se perdían en el pasado. La labor de Oltra y su grupo fue llevar al pentagrama la revalorización de lo vernáculo, que tan señeramente se realizaba en la literatura. Por ello, escritores como Antonio Acevedo Hernández, Reinaldo Lomboy, el propio Mariano Latorre, hicieron audiciones radiales con el conjunto. Latorre – como ya dijimos, emparentado políticamente con Oltra – escribe por esos días su “Sinfonía de la Cueca”, que, en directa alusión a “Los Provincianos” – huasos sin cabalgaduras – dirá: “A la Alameda no acudirán huasos montados y, por esto mismo, la cueca será más suave y medida, pero durante el Dieciocho, en el Parque, junto a los olmos y eucaliptus, llegará el huaso en su caballo, con sus arreos campesinos y así como armó la ramada, armará un varón y bailará su cueca haciendo retiñir la bruñida espuela, tan fundamental como el tamboreo y el batir de las palmas de los que presencian el baile”.

Consecuentes con esta premisa, el cuarteto, con el apoyo de un joven Raúl Matas, creó en Radio Cooperativa Vitalicia un programa de vigoroso acento denominado “Aguafuertes de Chile”, que más tarde pasó a llamarse “Recinto de Arrieros”: “Que llegó a ser – dijo Oltra – un fogón donde no hubo criollo que no se acercara a beber a sorbos el mate caliente del triste, la tonada, la cueca y el cantar criollos”

Este rescate patrimonial de “Los Provincianos” – que abarca todas las esferas de la música chilena – es pronto acogida por la Universidad de Chile a través de su Instituto de Extensión Cultural, organizando interesantes y elogiadas jornadas de interpretación y estudio de la canción vernácula, donde intervienen grandes estudiosos de nuestro folclore como Eugenio Pereira Salas o Pablo Garrido y participa el joven maestro Vicente Bianchi, dando vida a antiguas y olvidadas piezas de la música nacional como la zamacueca, los pregones, danzas cantadas como el “Cuando”, además de tonadas y cuecas. De esta forma, la Primera Casa de Estudios de Chile, acoge por primera vez la expresión musical más tradicional y valiosa del acervo folclórico de Chile. Es éste uno de los aportes tal vez más olvidados de este conjunto.

LAS GIRAS A LO LARGO DE CHILE

Desde luego, fueron muchos los auditores que exigían ver y conocer a “Los Provincianos” presencialmente en sus ciudades, ya se tratase del sur o el norte. Una de las primeras localidades en ser visitadas fue Puerto Montt, donde debieron dar dos actuaciones ante el desborde del público. Se les aplaudió de pie y ellos recién dimensionaron el éxito de su trabajo folclórico. Las autoridades de las localidades que visitaban, acudían a saludarlos al hotel donde se hospedaban. En Valdivia se presentan con singular éxito en el teatro local, donde deben repetir una función al día siguiente. En todas partes son aclamados, entrevistados y fotografiados. La voz de “los Provincianos” se hace universal. 

En 1942, un grupo de actores chilenos y argentinos, bajo la dirección de José Bohr, Patricio Kaulen y con la participación de Ana González, la Desideria – como figura central -, Lucho Córdoba, Enrique Rodríguez Johnson, Raúl Videla, Olvido Leguía, Blanca Negri, Ester Soré por Chile y Mabel Urriola y Sara Barría por Argentina entre otros, producen una película, con el nombre de “P´al otro lao”, filmada en escenarios de Santiago y Buenos Aires. Mario Oltra y Angeloni son invitados para poner música y guitarra a las escenas, para lo cual viajan con una delegación artística a la capital trasandina. La participación de los integrantes de “Los Provincianos” es seguida con interés por los medios radiales argentinos y quedan abiertas varias opciones para llevar la música chilena a ese país. 

Los éxitos siguen: la destacada poetisa talquina Stella Corvalán, figura de gran presencia en América por su obra, invita al conjunto a musicalizar un disco con sus poemas titulado “Sinfonía de Chile en la Ausencia”, que tiene gran difusión en el continente. “Es un canto a nuestra tierra – dijo la prensa – a nuestra tierra, a nuestras costumbres. En el poema desfilan las alegrías y las penas de nuestros hombres”.

En 1941 el grupo llega a Talca para actuar en el Teatro Palet. Una gran demanda de entradas obliga a la empresa a repetir tres funciones. En los afiches se destaca que el conjunto es dirigido por el “aplaudido cantante Mario Oltra”.

ÉXITO EN ARGENTINA 

En junio de 1942, Los Provincianos son invitados por Radio El Mundo de Buenos Aires para actuar en sus ondas. Poco después tienen similar ofrecimiento de Radio LR4 Splendid de esa capital. Es la primera vez que el medio argentino, da cabida a un artista nacional. 

Desde la actuación inicial cautivan al público auditor. El éxito es casi sorpresivo para ellos mismos. El auditorio de la radio se llena de folcloristas argentinos y uruguayos. El insigne cantor popular de ese país Andrés Chazarreta, una de las glorias musicales, asiste una noche a oírles y saludarles. 

De todo ello es testigo el recordado humorista chileno Andrés Rojas Müller – Monicaco – quien evocaba cómo detienen a los cuatro músicos en las calles para pedirles autógrafos o simplemente saludarles. La estadía de unos pocos días se extiende a más de un mes. Radio El Mundo les pide una nueva temporada. El corresponsal de Revista Ercilla despacha a Santiago una crónica de ese instante de singular triunfo de estos chilenos: “Apegados siempre al cariño por Chile, Los Provincianos se imponen, indudablemente, en el gusto del público porteño. Hay que verlos entrar en el Salón Auditórium de Radio El Mundo y oírlos cantar. Apreciar en su actuación todo el aire de la tierra trasandina. Y luego recorrer como anónimos recolectores de opiniones, círculo tras círculo. Este conjunto de Los Provincianos gusta a rabiar. Tiene gracia y calidad y un acento especial, emotivo que da sello propio a todo lo que cantan”. 

La nota periodista da algunas interesantes semblanzas de los integrantes. De Oltra dice: “Lleva la primera voz en el conjunto. Buenos Aires le ha caído bien y se encuentra contento, optimista. Siente en las tardes la nostalgia de unos ojos negros que allá en Santiago le inspiraban canciones. Adorna su cuarto con una foto de ella. Tranquilo. Sale poco. Es como el “papá” de todos”.

MI CASA DE CAMPO 

En el Cancionero N° 26 de abril de 1942 de RCA Víctor, apareció la tonada que dio fama imperecedera a Mario Oltra: “Mi Casa de Campo”, versos sencillos, agrestes, con olor y sabor a chilenidad. Fue compuesta con el apoyo y arreglo del maestro Carlos Ulloa Díaz. La canción es escrita inicialmente en 1940 y la fue trabajando en notas y acordes con tino y paciencia. La inspiración surgió un día que, volviendo en tren a Talca, divisó la casona colonial típica en la cual vivía en ese tiempo, “detrás de la zarzamora y pasadito del bajo”, siendo primero el poema y luego la musicalización. La dio a conocer a fines de 1942 en sus programas de “Radio Cooperativa Vitalicia”. El éxito fue inmediato y el público la pidió una y otra vez. El sello RCA Víctor ofreció grabarla al año siguiente y la fotografía de “Los Provincianos”, fue portada. La tonada tenía una melodía entre lo clásico y lo folclórico. “Una obra maestra”, como lo dijo Nicanor Molinare. 

Cantada, orquestada, repetida infinitamente en cada espacio de folclore y de las fiestas patrias, esta “casa de campo” se convirtió en uno de los temas universales de la tradición musical de Chile, una pieza de antología, eterna y siempre vigente en su belleza y estilo. 

LA UNIVERSALIDAD DE “LOS PROVINCIANOS” 

Radio Cooperativa – ante este súbito éxito musical -debe convertir en auditorio el noveno piso del edificio donde estaban sus estudios. Ello, ante la presión del público por oír y conocer al conjunto. Durante varios años, entre 1940 y 1948, son número obligado de las fiestas patrias, donde comparten micrófonos con Ester Soré, la olvidada cantante Mirta Carrasco, Ángel Hernández, todos con el apoyo de la orquesta de Jorge Astudillo. En una oportunidad llegó, como número estelar la Orquesta Casino de Sevilla, traída por gestiones de maestro español Luis Martínez Serrano, quien vivía en Chile desde 1930. Con ellos venía un joven cantante que intentaba abrirse camino en el extranjero: Antonio Prieto. 

En 1941 el grupo llega a Talca para actuar en el Teatro Palet el 22 de abril. Una gran demanda de entradas obliga a la empresa a repetir tres funciones. En los afiches se destaca que el conjunto es dirigido por el “aplaudido cantante Mario Oltra”. Es interesante precisar que, a la fecha de estas actuaciones, ya “Los Provincianos” tenían un contrato de exclusividad con RCA VICTOR de Chile y llevaban más de cincuenta grabaciones, muchas de ellas originales. 

En 1943, Oltra contrae matrimonio con doña Inés Jiménez Azócar. Previo a este enlace, la Revista Ercilla comentó el paso del conocido artista: “Mario Oltra, gentleman, oficinista y uno de “Los Provincianos”, es de los que van derecho al altar. Su idilio ha sido más o menos secreto. Empezó, acaso, en los estudios de alguna emisora capitalina”. 

LA GIRA DE 1946 

Pero esta gira a Argentina no es la primera ni la última. En junio de1946, son invitados por la Presidencia de la República a integrar la delegación que concurre a la asunción del mando supremo de Argentina del general Juan Domingo Perón. Se presentan en un brillante recital con la asistencia del recién investido mandatario trasandino, más el cuerpo diplomático acreditado ante la Casa Rosada, en la noche del 4 de julio de 1946. Se puede decir que es el instante de gloria de “Los Provincianos”. Tras la actuación, y en medio de los aplausos, el Vicepresidente de la República Argentina, Juan Hortensio Quijano, les obsequia un fajón de oro y plata que llevaba consigo de hacía cuarenta años. El Vicepresidente de Perú José Gálvez Barrenechea les entrega un artístico llavero de valioso metal. 

LOS PROVINCIANOS EN TIERRAS AUSTRALES.  

Se bautiza a islotes de La Antártida con el nombre de Los Provincianos 

1947 es el año cuando Chile vuelve los ojos a la Antártida, entonces un territorio disputado por diversos países europeos. “Los Provincianos”, conscientes de su responsabilidad social, por la enorme ascendencia que tenían ante la ciudadanía, fueron los primeros artistas en acercarse el continente blanco. 

Una de sus iniciales y espectaculares actuaciones, fue hacer llegar, a través de las ondas de Radio Cooperativa Vitalicia, aires folclóricos a la tripulación del barco “Iquique” que navegaba en los mares de esa zona, en enero de 1947. La audición, transmitida a las 10. 30 horas del 24 de enero de 1947, llevó hasta esos confines la tonada “Copihues Rojos”, y luego varios pies de cueca, que fueron entusiastamente agradecidos por los expedicionarios que hacían soberanía en esa zona. “Las Últimas Noticias” tituló en primera plana “Bailaron Cueca en la Antártida”. 

Fue entonces que, en medio de esa soledad de hielo, el capitán del “Iquique”, siguiendo las normas de la vieja tradición marinera y conforme las atribuciones del derecho marítimo, escribió en su bitácora: “Denominase con el nombre de “Los Provincianos” a los cuatros islotes al Norte de la Isla Liejan, en el canal de Gerlach. 

Ningún artista chileno, había recibido hasta ese instante, tal homenaje. 

El destacado escritor Antonio Acevedo Hernández, más tarde Premio Nacional de Literatura, dijo: “Ellos tienen un concepto cabal de la canción y de la tonada y de la cueca. Saben que en cada región del país se diferencia, que en cada provincia hay un acento peculiar. No llevan la representación de Santiago, que se ha hecho tributario de lo extranjero, que falsifica lo propio sin sentido de patria y con escasa hombría. El Conjunto “Los Provincianos” ha sido como un símbolo de nuestra canción, de nuestra vida que vibra en las viejas armonías que nacieron con la patria y donde se unían las nostalgias del español que aquí venía de la península con el ansia de liberación del criollo que buscaba su expresión confidenciando con las cuerdas de la guitarra que es el corazón del pueblo”.

El desafío estaba planteado. De inmediato las emisoras de Magallanes invitaron al conjunto a visitar la zona. La Dirección Nacional de Información y Cultura auspició la gira y, tras viajar por mar en el vapor “Alondra” y, desde el postrer puerto, un avión de la FACH los llevó hasta Porvenir, realizando diversas actuaciones, alcanzado hasta Puerto Edén, donde los oyeron los últimos alacalufes. Recibieron múltiples muestras de afecto, invitaciones a esas lejanas emisoras, los teatros se abrieron para recibirlos, pero no les fue posible acceder a tanta demanda. Simplemente fueron sobrepasados por las exigencias de oírlos y aplaudirlos. 

LA PELICULA “LA CHICA DEL CRILLÓN” Y EL “OSCAR” CHILENO 

En 1940, Jorge Délano – indiscutible precursor del cine chileno – decidió llevar al celuloide la novela “La Chica del Crillón” de Joaquín Edwards Bello, obra que narra la desventura de una aristocrática familia, que se ve venida a menos y debe abandonar la mansión en que vive, para residir el suburbios de la capital, Sin embargo, la hija del dueño de casa, Teresa Iturbizábal, vuelve a los aristocráticos salones del mítico Hotel Crillón, disimulando el mal momento que pasa. 

Para interpretar a la protagonista, Délano eligió a Beverly Bush, joven y bella actriz chilena, además participaron Blanca Arce, Conchita Buzón, Poncho Merlet, etc. La música se encargó a Nicanor Molinare y de sus temas más celebrados, se eligió a “Río Río”. Para interpretarla no hubo discusión: debía hacerlo el conjunto “Los Provincianos”. 

Edwards Bello, si bien dio su autorización por escrito a Délano – e incluso le ofreció ayuda para examinar el guion – después cambió de opinión y nunca lo leyó, pese a las reiteradas peticiones de éste. En definitiva – y antes que se exhibiera – desaprobó la filmación. Algunos críticos estimaron que le parecieron inadecuados algunos actores y sin justificación la inclusión de una tonada interpretada por el celebrado conjunto de Oltra.

El día del estreno de la cinta, el 22 de julio de 1941, Edwards pretendió dar el golpe de gracia al trabajo, al publicar en un ancho titular de La Nación – donde él era cronista – una nota donde rechazaba la exhibición por no estar ajustada a su obra. Pero la proyección de hizo de todas formas y fue un éxito. Se mantuvo en cartelera durante varios meses y la gente aplaudía al final de la función. La participación de “Los Provincianos”, bien timbrada y de gran emotividad en el argumento, fue precisa y excelente. 

La revista “Ecran” – fundada por María Romero en 1940 para hablar de temas de cine, especialmente norteamericano y europeo – convocó a un concurso para diseñar una estatuilla de un “Oscar” chileno, a fin de premiar la mejor película o actor de cada año. En 1942, se otorgó el primer y único galardón de este tipo a Jorge Délano por su film “La Chica del Crillón”. En la entrega estuvieron los actores, camarógrafos y el conjunto “Los Provincianos”, reconocidos por su relevante actuación. Posteriormente se creó el “Caupolicán de Oro”, que entregaba el Sindicato de Actores a quienes se distinguían en las diversas facetas del arte. “Los Provincianos” recibieron también, con sobrados merecimientos, este galardón. 

LA CUECA Y SU EVOLUCIÓN: EL APORTE DE MARTINEZ SERRANO Y AGUSTÍN LARA. 

En los últimos años de vida artística de “Los Provincianos” su fama y prestigio se acrecentó pese al auge de otros conjuntos de la época. Sin embargo no cejaron en su afán de perfeccionar y difundir la música chilena, en trabajos que años más tarde difundiría el BAFONA. Con la ayuda del maestro Martínez Serrano – ya citado – e incluso con el consejo de Agustín Lara – quien vino varias veces a Chile en esa época – dieron a la música chilena tonalidad de ballet para permitir bailarla en cualquier interpretación. “La música chilena – dijo Martínez – no se populariza porque no se puede bailar”. Surgen así las danzas chilenas que hoy todos los conjuntos folclóricos han asimilado a su repertorio. Esta labor de “Los Provincianos”, es verdaderamente pionera en nuestras composiciones típicas. 

En 1956 vuelven a Argentina al iniciar Perón su segundo período presidencial. Esta vez son recibidos como verdaderos embajadores de la música y el folclore. Una joven Mercedes Sosa, de apenas veinte años y que ya lleva cinco de trayectoria, se acerca al hotel de Buenos Aires donde se hospedan, a saludarlos. Los llama la máxima expresión de la música típica de Chile y un ejemplo para los cultores americanos. 

LA EPOCA FINAL 

Tal vez se deba lamentar el que “Los Provincianos” no fueran renovando sus voces y permanecieran los mismos integrantes. En la década del 50 – como se dijo precedentemente – se retiran Fernando Montero y Juan Padilla, y Oltra y Angeloni invitan a Sergio Vargas, conformando un trío. Antes de disolverse, la RCA VICTOR graba dos discos de larga duración y otro de mediana con temas de Vargas y los mejores éxitos del grupo tradicional, además de otras interpretaciones. 

La labor cumplida por este grupo, sus largas giras a todos los rincones del país, la calidad de sus voces, la creación de canciones de categoría musical indiscutible, el respeto y aprecio que lograron en medios tan difíciles como Argentina, hacen de “Los Provincianos” un grupo musical y folclórico auténticamente pionero de nuestra evolución artística. En este aspecto, el liderazgo de Mario Oltra, su versatilidad y talento, fueron el sello que mantuvo la cohesión de sus integrantes. 

Radicado en San Javier con su esposa Inés Jiménez Azócar e hijos, Oltra vivió sus últimos años rodeados del respeto y aprecio de la ciudad y la zona. Hijo Ilustre de la comuna, integrante de instituciones de bien público, siempre atento a dar un consejo o hacer oír su autorizada voz. No era raro verle cantar sus gratas tonadas en festivales locales, con buen timbre y cadencioso ritmo De sus tiempos de bohemia, arrastró la afición al cigarro que desembocó en un cáncer pulmonar que le arrebató la vida un cuarto para las dos de la tarde del 9 de mayo de 1987, en su casa habitación de San Javier. Descansa en el cementerio parroquial de esta ciudad.

JAIME GONZALEZ COLVILLE

Academia Chilena de la Historia